5 consejos para iniciar bien una clase

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Docentes de educación básica, media superior, superior y futuros profesores, el día de hoy les voy a compartir algunos consejos para iniciar bien sus clases y logren un impacto positivo en los estudiantes; dichas propuestas se fundamentan en el enfoque de socioformación y están inscritas en un momento de la clase que llamamos Visión compartida que forma parte de las actividades de apertura que todo docente implementa en sus clases. Las actitudes y las percepciones afectan las habilidades del alumno para aprender. Por ejemplo, si los alumnos ven el aula como un lugar inseguro y desordenado, es probable que aprendan muy poco ahí. De manera similar, si los alumnos tienen actitudes negativas acerca de las tareas en el aula es probable que dediquen poco esfuerzo a esas tareas. Por eso, un elemento clave para la instrucción efectiva es ayudar a los alumnos a que establezcan actitudes y percepciones positivas acerca del aula y acerca del aprendizaje. Para esto te sugiero lo siguiente:

  1. Inicia tu clase con dinámicas socioafectivas. Francisco Mora, docente, doctor en Medicina y Neurociencia plantea en su libro Neuroeducación que el cerebro solo aprende si hay emoción y que la clave no está en fomentar las emociones en el aula, sino en enseñar con emoción. Por eso, un “profesor excelente es capaz de convertir cualquier concepto, incluso de apariencia abstracta, en algo siempre interesante”. Por esta razón te sugiero que una vez ingreses al aula y saludes, inmediatamente comiences tu clase con una dinámica que implique movimiento, canto, baile, gimnasia cerebral, pensamiento lateral, etc. Esto, con la finalidad de activar el sistema límbico de los estudiantes y estimular el pegamento del aprendizaje llamado “emoción”.
  2. Establece metas y objetivos claros. Para dar direccionalidad a tu clase es importante que después de la dinámica socioafectiva des a conocer a los estudiantes el aprendizaje esperado, objetivos, metas o propósito según la organización curricular de tu asignatura o nivel educativo; se le debe hacer llegar esta información a los alumnos tomando en cuenta el ciclo vital en el que se encuentran, su contexto, sus necesidades formativas e intereses, con la finalidad de que tengan muy claro lo que van a hacer y hacia dónde dirigirán sus esfuerzos.
  3. Plantea un problema del contexto y vincúlalo con el aprendizaje esperado. Los problemas son procesos retadores y creativos en un contexto con sentido para los estudiantes (personal, familiar, comunitario, social, ambiental, científico, tecnológico, recreativo, cultural, etc.) analizando las opciones de solución y buscando el logro de un producto. No son tareas mecánicas, ni tampoco ejercicios, consultas, juegos, informes de lectura ni resolución de preguntas conceptuales. Con esta acción logramos motivación en los estudiantes, inclusión y significado a lo que ocurre dentro del aula, los alumnos le encuentran sentido al currículo, a la escuela y las tareas académicas pues saben que el resultado final es un producto tangible o intangible que contribuye a fortalecer el tejido social.
  4. Conformar equipos de trabajo y asignar roles. Sugiero que utilicen la estrategia de trabajo colaborativo la cual consiste en que varias personas articulen ideas, actitudes, habilidades y recursos para alcanzar una meta común, uniendo sus fortalezas y trabajando con comunicación asertiva. Las características del trabajo colaborativo desde la socioformación son las siguientes: Acuerdo de una meta, actuación con un plan de acción, desempeño sinérgico, interacción con comunicación asertiva y responsabilidad personal. En esta estrategia se le asigna un rol a cada participante y se recomienda que se organicen los distintos equipos hasta con cuatro alumnos para una mayor efectividad del trabajo.

5. Acordar las normas de trabajo, convivencia y evaluación. Por último, es necesario que establezcas con tus estudiantes de forma democrática algunas normas de convivencia y trabajo para esa clase para que se comprometan a cumplirlas y respetarlas. También en este paso se les da a conocer los indicadores a evaluar y se les hace entrega de los instrumentos de evaluación formativos que se utilizarán durante la clase o proyecto según se hayan organizado. No olvides crear un ambiente de aprendizaje óptimo en tu aula de tal forma que los alumnos perciban que es un salón seguro, donde las expectativas docente-alumno sean altas, ordenado, limpio y abierto a las distintas expresiones de los mismos. Finalmente te invito a reflexionar acerca de la actitud que adoptamos frente a los alumnos y para eso invoco el poder del efecto Pigmalión a través de este pequeño cuento: En una tarde nublada y fría, dos niños patinaban sin preocupación sobre una laguna congelada. De repente el hielo se rompió, y uno de ellos cayó al agua. El otro agarró una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas, hasta que logró quebrarlo y así salvar a su amigo. Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron: “¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso, es imposible que haya podido quebrarlo con esa piedra y sus manos tan pequeñas…” En ese instante apareció un abuelo y, con una sonrisa, dijo: Yo sé cómo lo hizo. — ¿Cómo? —le preguntaron. —No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.

Nosotros los docentes tenemos el poder de la palabra y podemos influenciar de manera positiva en nuestros estudiantes solamente diciendo…¡”Eres único y extraordinario” “Tú Puedes”!

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